Dr. Rolando Mendoza

Rinoplastia étnica: conservar tu identidad mientras refinás tu nariz

La nariz es el centro del rostro y, al mismo tiempo, un mapa de la herencia cultural. Muchas personas desean corregir jorobas, puntas caídas o anchura excesiva, pero temen perder los rasgos que cuentan su historia familiar. La rinoplastia étnica nació para resolver ese dilema: afinar sin borrar, proyectar sin imponer.

Durante la consulta, el diálogo gira en torno a tres ejes: la proporción, la función y la identidad. Se analiza la simetría facial global, la altura del puente, la proyección del dorso y el ángulo nasolabial. La piel gruesa de ascendencia hispana o afro requiere manejo diferente a la piel fina de origen caucásico; por eso se utilizan técnicas que preservan el cartílago y fortalecen el soporte para evitar colapsos. El ultrasonido Piezo permite tallar el hueso con micro vibraciones, reduciendo moretones y acortando la recuperación.

El postoperatorio es breve: se retira la ferula a los seis días, la mayoría regresa a trabajar a la semana y la inflamación finaliza entre el tercer y sexto mes. El cambio se nota de inmediato, pero lo esencial permanece: la nariz se ve más equilibrada, la sonrisa adquiere protagonismo y la historia familiar sigue escrita en cada rasgo.

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